Uno de los principales temores que tenemos los seres humanos es el miedo a la muerte, lamentablemente este no nos permite vivir experiencias místicas que vayan más allá de estas 3 dimensiones, por lo tanto, es momento de dejar ese falso concepto atrás, y empezar a darnos cuenta que aquello que muere es únicamente pasajero, transitorio, y que por supuesto, no es real. Todo lo que muere tiene un principio y un fin, por lo tanto, esto nos dice que no es genuino, ni trascendental y mucho menos esencial, en cambio todo aquello que tiene fondo, que es sabio, profundo y verdadero jamás muere.
Nosotros somos el aspecto partícula de ese ser que debe aprender a vivir como onda y espíritu, y esta partícula que nosotros somos, permanentemente ha basado su vida en la forma, en la materia y en la ilusión, esta situación es muy lamentable, porque las decepciones, frustraciones, dolores, despedidas y ciclos a cerrar, siempre están a la orden del día. Algo que existe a nuestro alrededor siempre muere, y no solo nos referimos a personas, sino también a condiciones, situaciones, etapas y circunstancias donde siempre existe la tristeza.
Es común que siempre exista un apego del cual es difícil y doloroso desprendernos, y esa percepción de la realidad, nos aleja de esa naturaleza espiritual que existe en nosotros (que es el yo cuántico), por lo tanto, lo que debemos de aprender, es a vivir como seres espirituales, enfocándonos y poniendo atención a las cosas esenciales de la vida que son inmortales, permanentes y eternas, y es ahí donde encontramos la belleza y la sabiduría.
Si empezamos a notar que algo a nuestro alrededor muere, festejemos, porque es una condición de ilusión que se suelta y se libera de nosotros, y si hay una situación que sentimos y no cambia, entonces la muerte no existe. Es como si muriera algún vecino lejano, o alguna persona desconocida, donde simplemente decimos que murió y punto, con esa facilidad aceptamos la muerte y por ende, no hay ninguna muerte.
¿Cómo reaccionamos cuando muere un familiar cercano, una madre, un hijo o cuando a nosotros mismos nos toca morir? Porque hay que estar conscientes que esa es una condición por la cual tarde o temprano vamos a tener que pasar, y tenemos que estar preparados en todo momento, esta preparación consiste en poner atención a las cosas fundamentales de la vida y entonces cuando la muerte aparezca, no la vamos a sentir, ni vivir de forma dolorosa, porque nuestra atención y nuestro centro siempre van a estar encaminados en las cosas fundamentales de la vida. Por lo tanto, si algo muere y lo están empezando a sentir, pongan su atención a las cosas verdaderas, reales y espirituales, para que rápidamente logren superar y trascender esa situación. Festejen que esa parte ya no se encuentra arraigada en ustedes, que existe menos ilusión y mentira y que lo que prevalece, es la verdad, el desapego, y una mayor vibración en tono de onda espiritual, energética y menos material.
Estos son temas fundamentales en nuestra vida que están basadas en las cosas vanas, y es de esa vanidad donde se sustenta esta ilusión y materia en la cual vivimos, esa es la razón por la cual todos nosotros nos encontramos viviendo en la materia y no accedemos a esa consciencia universal que nos corresponde vivir, pero si queremos tener acceso a esa consciencia universal, hay que desempolvarnos y desarraigarnos de todo aquello que es mortal en nosotros, que son los apegos, personas, costumbres, tradiciones, prejuicios y conceptos limitados de la vida, y cuando todo eso muera, es cuando empezaremos a vibrar de una forma cuántica y sabia.
Así que a festejar siempre a la muerte, porque lo que muere es la ilusión, una condición que deja de existir en tu vida y que te permite ser más libre, por lo tanto, ¿entendemos esta idea con respecto a la muerte? ¿Estamos de acuerdo con ello? si ejercemos la práctica en el momento que viene la prueba, no vamos a tener éxito, porque la práctica debe y tiene que realizarse día con día, de forma permanente, por esta razón, es que debemos aprender a ser testigos y observadores de todo lo que nos sucede, manteniéndonos siempre en nuestro centro. Al permanecer en el centro el mayor tiempo posible, dejamos de oscilar por las circunstancias externas que la vida nos presenta, y cuando se presenten las diferentes muertes que ocurren a diario (porque cada día uno muere y renace), vamos a vivir de una forma que sea sin afectación, y eso es trascender a la muerte, porque uno ya no resulta afectado por ella.
Aquél que se instala en la vida eterna, la muerte deja de tener poder sobre él, y es así como se alcanza el verdadero amor, porque este se encuentra muy ligado al concepto de la eternidad, por ende, todos aquellos que sufren por la muerte, aún están muy alejados del amor; y aquellos que empiezan a concebir la vida de una forma permanente, sin principio ni fin, en un eterno presente, y unificados con el todo, comienzan a concebir, entender y a vivir, lo que es el realmente es verdadero. Nunca hay nada de que lamentarse, porque todo es maravilloso, extraordinario, permanente y eterno, y al empezar a adentrarse en ese amor, uno empieza a unificarse con esa esencia nuestra que es onda y espíritu.
Por lo tanto, practiquemos todos los días de nuestras vidas permanecer el mayor tiempo posible en el centro, de no dejarnos llevar por las emociones, la ansiedad, egos, rencores y corajes, y realicen la meditación de forma permanente, porque es el ejercicio que nos robustece el poder estar siempre en el centro de forma permanente, y hacer un testigo de todo lo que nos sucede, ya que el llegar a ser un testigo, nos da la cualidad y capacidad de estar aprendiendo permanentemente, y de ver qué es lo que la vida nos está enseñando en todo momento.